La flota templaria representaba a la vez una fuente considerable de beneficios y una parte de la maquinaria de guerra de la Orden: izando la bandera con calaveras y tibias cruzadas, la flota templaria se empleó en operaciones militares contra Egipto, la costa de Asia Menor y en todo el territorio. Mediterráneo. Además de transportar tropas, armas y suministros para sus operaciones militares, así como bienes y esclavos, los templarios emplearon sus barcos para participar en la piratería. La piratería se definió como la acción de capturar otro barco en el mar.
Sin embargo, un barco templario que abordaba un buque de guerra islámico no llevó a cabo una acción de piratería ya que los dos países estaban en guerra. Los barcos estrictamente destinados a la batalla eran muy pocos, pero en realidad todos necesitaban armas a bordo.
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La línea entre los dos era extremadamente delgada. En el segundo caso, de hecho, solo existía la autorización para ejercer la piratería. Estaba constituido en un principio por un permiso verbal otorgado por el soberano al comandante; posteriormente esta práctica fue reemplazada por un documento real, la carta de marca, con la cual el soberano daba permiso por escrito para armar barcos para atacar y saquear barcos mercantes enemigos en tiempo de guerra.
Un barco inglés que hubiera atacado y robado a otro barco inglés habría sido le llama pirata, aunque comparte el botín con el rey inglés. Si un barco inglés atacara a un barco francés sin el permiso del rey, una vez más habría sido piratería. Si, por el contrario, un barco inglés hubiera recibido el permiso del rey para atacar barcos de otras naciones, entonces habría sido una guerra racial.
Los Templarios, respondiendo de sus acciones sólo al Papa, no podían esperar tener ningún tipo de autorización; sin embargo, cuando capturaron barcos enemigos, lo proclamaron en nombre de su líder espiritual, el Papa, pero esto no les impidió atacar también los barcos de otros reyes cristianos.
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Conexión histórica
La Europa cristiana y el África y Asia musulmanas estuvieron en guerra durante siglos, pero esto no impidió la generación de intercambios culturales. Simon Dansker, por ejemplo, un aventurero flamenco, enseñó a los piratas del norte de África cómo utilizar los barcos oceánicos en la piratería. Dansker comenzó su carrera en el puerto francés de Marsella pero pronto cambió de lugar y de nombre.
Con el nombre de Dali Rais, que significa Capitán Demon, se embarcó con los piratas bereberes y capturó barcos cristianos; bajo su liderazgo, los piratas musulmanes ampliaron su campo de acción hasta el Atlántico y una flota musulmana incluso llegó hasta Islandia, donde saquearon y capturaron esclavos.
La flota templaria estaba formada por todo tipo de barcos que se podían construir, comprar o robar a los enemigos
El campo de acción de los templarios se extendió desde el Atlántico norte hasta el Mediterráneo oriental; los barcos transportaban mercancías y peregrinos desde Italia a Tierra Santa y cuando no podían obtener beneficios por los cauces legales, los Templarios, sin miedo a represalias, recurrieron a la piratería.
Para la flota templaria, la diferencia entre la piratería autorizada en interés de la Orden y la piratería dirigida al interés privado era prácticamente inexistente. Uno de los primeros piratas templarios fue Roger de Flor.